lunes, 1 de abril de 2013

PALABRAS


Cuando perecía
Dios le concedió
postreras palabras,
entonces preguntó:

"¿Por qué no quererla
como ella te amó?
¿En que cuchitril
dejaste su flor?
¿Como olvidaste
lo que te entregó
y bebiste las aguas
de otra pasión?
¿Por cuantas monedas
vendiste tu honor
manchando el lecho
que su mano tejió?
¿Por qué la olvidaste
si ella calmó
dolores de infante
con mucho tesón?
¿Por qué abandonarla
mendigando amor
si en sus ojos sólo
brillaba tu amor?
¿Por qué la mataste
apagando el calor
de su cuerpo fino
y su gran corazón?

¿Por qué no quererla
como ella te amó?"

Sara A. Padera

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