domingo, 28 de abril de 2013

TU ROSA





Regálame hoy una rosa
que me hable por las noches,
con su aroma me arrebate
y a mis fantasías te arroje.

Que me cuente de tu vida,
a la cual soy agriamente ajena.
De tus quimeras, tus letargos
tu pesar, tu alegría, tu espera.

De la ropa que te viste,
de la fragancia de tu abrigo.
Si es tan grande tu ansia de verme,
como mi necesidad de estar contigo.

Regálame hoy una rosa
para percudirla de tanto beso,
reemplazando tu linda boca,
la cual agiganta mi deseo.

Contarle que ya no soy yo,
pues me mudé a una nube gris,
 por si los vientos me llevan,
y me derramo como lluvia
sobre ti.

Que de a poco pierdo la conexión
con este mundo abigarrado,
que me obliga a ser silencio,
cuando me decidí a ser canto.

SARA A. PRADERA

EN MIS DEDOS





Aunque ya no estoy a tu lado,
 (soy una sombra que te escolta
silenciosa).
Puedo corresponder a tu lascivia
y entregarte mi humanidad, generosa.

Sabes que aprendimos juntos
los recónditos de Eros.
 permitiste mi expresión plena,
y a cambio me diste tu cuerpo.

Es fácil elevarte a mi calor,
como es fácil desarmar tu arrogancia.
En mis dedos eres mazacote
que moldeo con humedad de besos
y nostalgia.

Apenas puedes respirar, oprimido,
por mis audacias que te arrebatan.
se escuchan tus suspiros en la noche,
y mis ardores que te inflaman.

Solo encuentras la armonía necesaria
cuando se descarga tu volcán.
Ya no eres un hombre difícil, serio,
sino un niño que anhela mi paz.

SARA A. PRADERA

INFORTUNIO




Cristales que vuelan libres
para estrellarse a tus pies.
Pequeñas gotas de lloro
escarchadas en mi ayer.

Resulta que hoy eres santo,
tesorero de mi devoción.
Ayer te juzgué tan malvado
y hoy te facilito el corazón.

¡Qué extraño resulta todo
lo que acontece en mi vida!
Duele con furia el arrumaco
la angustia me causa risa.

Aunque amo la triste libertad
que tu indolencia me impone,
hiere tanto la soledad,
te soy desconocida y pobre.

SARA A. PRADERA




LAS LAGRIMAS NO TIENEN EDAD





El blando silencio nocturno
me permite reflexión.
Caen las hojas muriendo
en la calle y en tu corazón.
Lloras en la cama, asustado,
pides perdón por ello.
Pero las lágrimas son de todos:
tanto de mayores como de pequeños.
Gotas salobres que cargan
el dolor de nuestra esencia castigada,
sencillamente surgen, no avisan
permitiendo el alivio a nuestra alma.
Ellas no tienen edad.
Siempre estarán con nosotros.
Comienzan al momento de nacer
y al morir acariciarán nuestros ojos.

SARA A. PRADERA


LA ROCA




                                                              

Déjame aquí, no tengas  miedo,
abrazada a una  imperturbable roca.
Necesito escuchar su impuesta palabra,
que me enseñe como se vive sola.

Como soportar indiferente la erosión
de vientos voraces, crueles, ardientes .
De aguas escarchadas que pasan,
de la mano del hombre que hiere.

Que mi tímpano frágil se enamore
del susurro pétreo de su voz.
Extirpando de su áspero vientre,
el secreto para no sentir más amor.

Si me ayuda en esta batalla perdida,
si me lo cuenta sincera, amorosa,
¡Cuánto lealtad brotará de mi alma!
Remedo de piedra que por amor llora.

Entonces podré erguirme orgullosa.
Peñasco enhiesto que aguanta,       
la vergüenza de sufrir por pasión,
y la humillación de saberme engañada.

SARA A. PRADERA

jueves, 11 de abril de 2013

CÓMPLICE VULGAR


Tu sordera me deprime
me deja lejos de mí.
Eres testigo de su llanto 
pero te escondes, infeliz.

"Ese derecho lo tiene
por haberlo parido"
Es tu excusa preferida
ante el llanto del niño.

Para encubrir la tragedia
enciendes la vieja radio,
la música te invade,
ya no escuchas su quebranto.

Dormirás muy tranquilo
tu sueño de cómplice vulgar.
A la mañana siguiente
negarás todo y sonreirás
.

Sara A. Pradera© 227417

martes, 9 de abril de 2013

TRISTEZA AZUL



Azul el paisaje que ofrece tu sombra
como azul es tu palabra poblada de 
reprimendas.

Es que azul fue el pavor cuando huí
de esta suerte de momentos obligados
y solos.

Para entonces mi vida monocromática
exponía la verdad que callaron mis 
guardianes.

Desnuda mi piel azul dolorida
hablaba de la necesidad de estar
protegida.

Pero el destino marcó la ausencia
de cuidadores para mi existencia
fallida.

"La naturaleza es sabia" el decía,
y sus ojos azules llenos de rencor,
mataban.

Según sentenció entonces,
solo debía esperar que sabiamente
eliminara mi error .

Por tal motivo te siento azul, doloroso,
con tu palabra azul llena de ofensas.

Sara . Pradera©227417

NO SIENTO EL FRÍO



NO SIENTO EL FRÍO
Autor David Gómez Salas

Reaccionan mi corazón
y mi mente, con tus labios.

Infinita es la entalpia de tu boca.
Y tus besos,
gran calor de reacción,
en mi provocan.

MI PACIENCIA


Mía tantas décadas
mientras esperé el milagro.
En tanto mis ojos simples
coloreaban las sombras,
y en el pliegue de mi almohada
escondía las palabras grotescas.

A mi lado siempre, humilde.
Mientras imaginaba alimañas
transitando por mis piernas.
y las paredes de adobes
alimentaban mi hambre
de afecto materno.

A mi lado, constante y fiera,
salvaguardando mi mente
que volaba con las chispas
de los fuegos de invierno.
y apretada en su seno
me cuidaba del viento.

Tolerante, entera, fuerte
cuando mis piernas de papel
envolvían mis ansias de escapar,
y los canarios nocturnos
amilanaban mi sueño
agrio como su voz.  

Pero hoy que se marcha
siento que no la quiero 
y me duele la hosquedad 
que encarnada en mi alma.
me gritonea y deshonra.
pues la vida se me fue por ella.

Sara A. Pradera©227417

lunes, 8 de abril de 2013

A CIELO ABIERTO

Lo que en un tiempo fue
lujurioso hogar de palmeras
y acacias,
territorio propio de tremendos
seres,
ahora es un desierto bello donde
mi alma te quiere.

Si por mi corazón fuera
ya estaría a tu lado compartiendo
tus horas, tu espacio, tus latidos
y el sonido propio del amor sediento.
Pero la razón me dice que
no es tiempo.
El alma pide paciencia
entonces solo puedo escribirte:
contarte de mi anhelo y vehemencia.

Amor: por ti me convertiré en viento
tomaré tus añoradas manos
para elevarnos en celeste vuelo,
y recorreremos el valle apasionados.
Dejaré que tu sombra me transite
mimaran mis manos tu pelo.
Será testigo la geografía milenaria
de dos gigantes que se cortejan
a cielo abierto.

Si en ese momento me besara la muerte
enredados en el rito de amor rústico
feliz y agradecida permitiría
que la Parca me estampara en esos
guijarros.
Y que vientos, lluvias, movimientos repitan
con mi cuerpo de piedra, lo que Naturaleza
esculpió por millones de años en forma bella

Pasado el tiempo, cuando vengas al fin
saldré de mi estado inactivo
convertida en amante gozosa por tenerte
en mi valle.
En esta cita impostergable
seremos nuestros, no sentiremos vivos
mi aliento humedecerá tu cuerpo
nuestras pieles quedarán teñidas de colores
ocres, rojos, azules
pues al fin nos amaremos en Ischigualasto.

Sara A. Pradera©227417

Nota: Es inevitable ver una fotografía de Ischigualasto y no sentirse increiblemente inspirado.

Por muy lejos que te pienses


Por muy lejos que te pienses,
siempre estás en mi,  presente. 
Y el frío que a veces sientes,
mi corazón lo resiente.


Eres el rumbo de mis instintos,

origen de mis emociones,
universo de mis pensamientos
y conciencia de mis intenciones.


Por muy lejos que te pienses…

siempre estarás presente.

Autor David Gómez Salas

domingo, 7 de abril de 2013

El niño en la siesta


A orillas del río San Juan
una hormiga cuenta las piedras
que bañan las aguas heladas.

En la siesta un niño se baña.

Aunque siente la piel caliente
por este sol codicioso
que come arena y guijarros,
sigue en el ritual jaranero.

¿Quien le evita las cosquillas
del agua al chico pececito?
La hormiga lo mira asombrada:
¡en la siesta igual se baña!

No teme a la Vieja mala
que según abuela, se come
a los niños que se escapan
a hurtadillas de la cama.

Es feliz en su mundo de greda
aunque almorzó tan poco.
Jugando calma las tripas,
soñando se olvida de todo.

Y pensar que algún turista
invirtió ahorros de un año!
para gozar de agua, sol y arena...
y el niño juega sin sobresalto.

Mas allá de la mezquindad en su vida,
de su pobre estomago vacío,
de su remera rotaza y sucia
en la siesta es feliz el niño.

Sara A. Pradera©227417

LA CITA


Quiero una flor azul con hojas azules.
"Imposible" me dijeron.
Quiero descansar en la paz de tu frente
que me envuelva tu amor verdadero.

Imposible, se que es imposible.

Entonces mejor te quedas así.
relajado en tus silencios
me marcho hacia el jardín
y con paciencia te espero.

Allí donde las aves ignoran prisiones
y los ojos saltan de vivos,
las mujeres danzan contentas
y los hombres aman sin tino.

Donde los poetas son amados
con la riqueza de un alma plena.
Y las palabras penetran las pieles
de la gente que las acepta.

Allí donde boba deseo conocerte
y cada palabra de tu boca bella
sea la verdad absoluta,
para mi corazón adolescente.

Donde la frescura del cielo divino
inflama los pensamientos
y brotan las fuerzas con ganas
para ganar la carrera al viento.

Allí donde los sentimientos 
se expresan con tanto amor.
Los recuerdos te asaltan dichosos
tapizando tu mente y corazón.

Donde los pastos convidan
a un descanso penetrante,
el aire huele a manzanas
y tu sombra desea acompañarme.

Donde la soledad perece en compañía
de dos humanos que soñaron
que el perdón alcanzaría.

Entonces te dejo en secreto
relajado en tus silencios.
Me marcho hacia ese jardín
y enamorada te espero.

Sara A. Pradera ©227417

lunes, 1 de abril de 2013

PALABRAS


Cuando perecía
Dios le concedió
postreras palabras,
entonces preguntó:

"¿Por qué no quererla
como ella te amó?
¿En que cuchitril
dejaste su flor?
¿Como olvidaste
lo que te entregó
y bebiste las aguas
de otra pasión?
¿Por cuantas monedas
vendiste tu honor
manchando el lecho
que su mano tejió?
¿Por qué la olvidaste
si ella calmó
dolores de infante
con mucho tesón?
¿Por qué abandonarla
mendigando amor
si en sus ojos sólo
brillaba tu amor?
¿Por qué la mataste
apagando el calor
de su cuerpo fino
y su gran corazón?

¿Por qué no quererla
como ella te amó?"

Sara A. Padera

HERMANO


Madre cuando la observo,
los huesos me bailan locos.
Es usted mi gran amor
y yo su niño de oro.

(Mami cierre la puerta
que tengo mucho miedo)

¡Ay tan desconfiada!
No siente cuanto la quiero.
Bebo mi sangre llorando
usted se jacta riendo.

(Mami cierre el portón
que el viento me da miedo)

El lodazal en el patio
su gran empeño al asearlo.
Sobre sus pasos pequeños
no me ha visto caminando.

(Mami cierre la puerta
los bichos me dan miedo)

Así la vida se pasa
y la gente envejeciendo.
Tan lejos de mí, mis hijos,
no me sirve su consuelo.

(Mami cierre mis ojos
que la muerte me da miedo)

Sara A. Pradera

RESENTIMIENTO


Precaria voluntad provocas a mi cuerpo.

Placebo para la angustia de mi beso


Te mido con la vara de tu silencio.


Viscoso tu, mi deseo muy seco


Es tu jadeo innecesario y obsceno.


Buscas mi espacio, pero me alejo.

Aunque no lo quiero grande es mi

resentimiento.

Sara A. Pradera