Aunque
ya no estoy a tu lado,
(soy una sombra que te escolta
silenciosa).
Puedo
corresponder a tu lascivia
y
entregarte mi humanidad, generosa.
Sabes
que aprendimos juntos
los
recónditos de Eros.
permitiste mi expresión plena,
y a
cambio me diste tu cuerpo.
Es
fácil elevarte a mi calor,
como
es fácil desarmar tu arrogancia.
En
mis dedos eres mazacote
que
moldeo con humedad de besos
y
nostalgia.
Apenas
puedes respirar, oprimido,
por
mis audacias que te arrebatan.
se
escuchan tus suspiros en la noche,
y mis
ardores que te inflaman.
Solo
encuentras la armonía necesaria
cuando
se descarga tu volcán.
Ya no
eres un hombre difícil, serio,
sino
un niño que anhela mi paz.
SARA
A. PRADERA
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