lunes, 8 de abril de 2013

A CIELO ABIERTO

Lo que en un tiempo fue
lujurioso hogar de palmeras
y acacias,
territorio propio de tremendos
seres,
ahora es un desierto bello donde
mi alma te quiere.

Si por mi corazón fuera
ya estaría a tu lado compartiendo
tus horas, tu espacio, tus latidos
y el sonido propio del amor sediento.
Pero la razón me dice que
no es tiempo.
El alma pide paciencia
entonces solo puedo escribirte:
contarte de mi anhelo y vehemencia.

Amor: por ti me convertiré en viento
tomaré tus añoradas manos
para elevarnos en celeste vuelo,
y recorreremos el valle apasionados.
Dejaré que tu sombra me transite
mimaran mis manos tu pelo.
Será testigo la geografía milenaria
de dos gigantes que se cortejan
a cielo abierto.

Si en ese momento me besara la muerte
enredados en el rito de amor rústico
feliz y agradecida permitiría
que la Parca me estampara en esos
guijarros.
Y que vientos, lluvias, movimientos repitan
con mi cuerpo de piedra, lo que Naturaleza
esculpió por millones de años en forma bella

Pasado el tiempo, cuando vengas al fin
saldré de mi estado inactivo
convertida en amante gozosa por tenerte
en mi valle.
En esta cita impostergable
seremos nuestros, no sentiremos vivos
mi aliento humedecerá tu cuerpo
nuestras pieles quedarán teñidas de colores
ocres, rojos, azules
pues al fin nos amaremos en Ischigualasto.

Sara A. Pradera©227417

Nota: Es inevitable ver una fotografía de Ischigualasto y no sentirse increiblemente inspirado.

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