martes, 17 de diciembre de 2013

Metztli

Metztli
Autor David Gómez Salas

Me enamoré de tí
en el huerto.
Bajo tu luz, 
entre luciérnagas
y el viento del desierto.

Eres dulce y apasionada
poesía del universo.
Inspiración de mi vida,
nidación de mis versos.

En las noches de verano
al terminar el trabajo,
deshidratado  y con desgano,
me dedicaba a verte.

Acostado sobre las rocas, 
sin camisa, 
empecé a quererte.
Y ahora...
para vivir a plenitud,
necesito verte.

viernes, 16 de agosto de 2013

La muerte de mis hermanos

La muerte de mis hermanos
Autor David Gómez Salas

No seas voraz forastero
disfruta la naturaleza;
no extermines su grandeza,
no busques solo el dinero.

No elimines a los indígenas,
no corrompas más a las hienas.
Codicioso extractor de oro
causante  de grandes penas.

Sufren cárcel mis hermanos
que no son eliminados.
Esposas e hijos de indígenas
quedan abandonados.

jueves, 15 de agosto de 2013

El Cenzontle

El cenzontle
Autor David Gómez Salas

Canta hermoso el cenzontle
cuando vive en libertad
y enjaulado deja de cantar
por su propia voluntad.

No intentes que cante solo para ti
No lo atrapes, no lo confines.
No te apropies de su vida
Su amor, no desanimes .

La jaula es ingrata,
al más grande amor...
mata.

Cenzontle. (Del náhuatl centzuntli, que tiene cuatrocientas [voces]).
1. m. Pájaro americano de plumaje pardo y con las extremidades de las alas y de la cola, el pecho y el vientre blancos. Su canto es muy variado y melodioso. Real Academia Española.

jueves, 16 de mayo de 2013

LAS MUJERES DE MI BARRIO



LAS MUJERES DE MI BARRIO
Autor David Gómez Salas (El Jaguar)

Frente a mi casa transitaban
lindas mujeres, todo el día.
Eran miles las que pasaban,
un concurso parecía.

Las banquetas saturaban
altas y chaparritas.  
Un Arco Iris formaban
güeritas y morenitas.

Tuxtlecas trabajadoras,
iban de compras al mercado.
Caminaban muy aprisa
con sus  “bolsas de mandado”.

Embellecían el barrio,
aquellos rostros tan bonitos,
Exhibían sus bellas sonrisas,
y sus cuerpos exquisitos.

Así recuerdo el escenario
de mi barrio “El Calvario”.

miércoles, 8 de mayo de 2013

RESPIRO


RESPIRO
Autor David Gómez Salas

Mi huerto “El respiro” es un oasis en el semidesierto, donde he visto los atardeceres más hermosos de la tierra. En el poniente, el cielo presenta mezclas de colores azul, amarillo y rojo en infinitas tonalidades y matices. En el cenit el cielo, casi sin nubes la mayor parte del tiempo, es azul cian y turquesa. Al oriente el cielo es color azul aguamarina.

Ahí respiro las fragancias del anís, la capitana y otras plantas silvestres, además el dulce aroma de la alfalfa podada.

El cielo es continuamente navegado por brigadas de pájaros que forman triángulos para cortar el viento. En el río escucho el aullido de los coyotes y el trinar de los búhos que anuncian la proximidad de la noche. En la ribera habitan viejos mezquites y huizaches, ahí los animales afinan sus voces, algunos lo hacen en coro.

Los manzanos, duraznos, peras, chabacanos (albaricoques), membrillos y ciruelos, agradecidos regalan sus frutos. Los pinos, pirules, sauces, sabinos, eucaliptos y casuarinas, aún jóvenes, aportan el color verde todo el año; y prometen brindar, con su sombra, la frescura tan anhelada al mediodía en el semidesierto.

En el centro del huerto hay pinos, palmeras plumosas, parras, limones, mandarinas, aguacates, buganvilias y rosales; mezclados con más duraznos, peras, manzanos, ciruelos y demás frutales de clima frío.  Se protegen entre ellos, se abrigan.

Los árboles conviven como hermanos entre ellos y conmigo.  Percibo su paz, tranquilidad y su amor. Los planté casi niños (plántulas) y han crecido juntos, ahora ya muestran la mayoría su desarrollo y gran belleza. Sé que alcanzarán grandes alturas.

Inicié este huerto inspirado en el recuerdo del amor que mi madre tuvo por las plantas. Recuerdo los  jardines creados por ella en balcones y pequeños patios, utilizando  botes de lámina habilitados como macetas y algunas macetas de barro. Le gustaban las violetas, los helechos, las enredaderas y una planta llamada “Nevando en París”.

Era hermosa la planta llamada “Nevando en París”, sembrada en maceta solo alcanzaba una altura ligeramente mayor a medio metro.  Me fascinaba su belleza que obtenía por la distribución perfecta de sus colores. Hojas verdes en la parte baja y al centro; hojas rojas en la parte media de las ramas;  y diminutas hojas blancas en las puntas de las ramas y en la parte más alta de la planta. Su pequeña figura era semejante a la de un árbol con copos de nieve.

Mi madre y yo éramos introvertidos e inseguros, nos comunicábamos más con hechos y actitudes que con palabras. Compartimos nuestro amor a las plantas y a las flores. Supe que ese amor nos haría inseparables, no en presencia, sino en esencia: en valores.

Nosotros, madre, fuimos tan iguales en nuestro cariño a la naturaleza que se creo un fuerte lazo de amor y solidaridad indisoluble. Los eventos malos que sucedieron  en nuestro alrededor, los conocí; pero no quise abonarlos ni dar riego. Sabía que no serían frutos buenos. 

Los primeros años de mi infancia fui un castigado permanente de mi padre, y en esa época tu presencia, tu tierna y preocupada mirada fue para mi una capa imaginaria que me envolvía y protegía. 

Magia que siguió funcionando aun estando lejos de ti.  Recordarte me alentó para solucionar las dificultades que se presentaron en mi vida cotidiana y me inspiró para buscar la felicidad, a rodearme de personas alegres y sanas: mis amigos.  

Después en Tuxtla, solo contigo, fui feliz por tu buen juicio, amor y libertad que me brindaste. Cuando partí a la capital para  estudiar en la universidad ya había aprendido a prevenir enfermedades y plagas en mi entorno, había aprendido a desarrollar y mantener sano mi huerto.

Amo la naturaleza, amo el trópico y el desierto, amo los días soleados y nublados, amo las grandes ciudades y el campo, amo el mar cálido y la montaña nevada,  amo mis amigos vivos y amigos muertos, amo a mi esposa, hijas y nietas, amo mi madre muerta, amo a mi país… amo la tranquilidad de mi huerto.

De día cuando veo volar una familia de halcones con tanta libertad, cuando escucho el canto de  las aves, cuando veo el bello color del cardenal y veo alegre al colibrí visitar las flores, te recuerdo reina de mis amores. 

Y en las noches sin luna cuando el viento desnuda el firmamento y miles de estrellas se muestran, pienso en ti. Respiro profundamente y concluyo que en mi vida, el aire es limpio gracias a ti.

martes, 7 de mayo de 2013

En el Panteón Jardín



EN EL PANTEÓN JARDÍN

Autor David Gómez Salas (El Jaguar)

Socorro, luz de mi vida.
Aquí, en este panteón,
te digo con devoción:
Gracias, hermana querida.

Por tratarme siempre con amor,
por tu honestidad y bondad, 
por tu sentido de lealtad,
por tu dulzura y buen humor.

Me cuidaste cuando fui niño.
Cuando te necesité, siempre estuviste. 
Me confortaste cuando estuve triste 
y cuando callé, me comprendiste. 

Mi segunda madre, te llamé.
Por ser tan buena conmigo
y de corazón, te digo:
Gracias, por haber existido.

viernes, 3 de mayo de 2013

La explicación



LA EXPLICACIÓN

Autor David Gómez Salas, el Jaguar
A mi hija Sandra

¿Qué reglas deben cumplir los sonetos?
A mi hija más joven le pregunté.
Y me dio las reglas que les contaré.
Me dijo, primero van dos cuartetos.

Y posteriormente van dos tercetos.
Escucha bien cada verso que diré.
Escuché y once sílabas conté.
Examina este y mas sonetos…

En los dos cuartetos que arriba ves
el primer verso y el cuarto, riman.
También rima el verso dos con el tres.

Y alternados los seis versos, riman;
en los dos tercetos que ahora ves,
donde soneto y reglas, culminan.


FOTOSÍNTESIS

Autor David Gómez Salas, el Jaguar

Dignidad,  vives en la poesía y por ti la poesía brilla.
Mujer,  privilegio de la vida. Por ti, mi  vida es una maravilla.
Amor, sentimiento sublime.  Sin ti, existiría sin alegría.
Pero sin la vegetación,  todo lo anterior irrelevante sería.

Sin el preciado oxígeno que mi sangre purifica, 
no habría existido; y en el vacío… nada aplica. 

MI FE


MI FE 

Autor David Gómez Salas, el Jaguar


Según algunas religiones 

convendría que la vida fuera breve, 

para no caer en tentaciones 

y no dar tiempo a que el pecado llegue. 



Pesimista visión para alcanzar la gloria, 

la que te condiciona a morir para lograrlo. 

La que califica la vida de accesoria 

y no como un periodo para disfrutarlo. 



Si el objetivo supremo de la vida, es 

alcanzar un premio después de muerto, 

para muchos será un acierto, 

morir de inmediato y no después. 



Como creo en Dios, no creo en religiones, 

son conceptos totalmente contrapuestos, 

porque Dios es amor sin condiciones; 

lo demás, son cuentos deshonestos. 



No es autor de intimidadores sermones. 

No vende bulas, ni indulgencias. 

No condena, ni vende absoluciones. 

No se agota su amor, ni su paciencia. 



Por eso creo en Dios 

y no en las religiones.

EL NÚMERO UNO


EL NÚMERO UNO

Autor David Gómez Salas (El Jaguar)



Una vez el número uno,

en un enorme espejo se vio.

Y al pensar que no era único,

su ego lo entristeció.



El espejo era mágico

y enseguida reaccionó.

Le mostró al número Uno,

la imagen del número Dos.



El Uno, con soberbia,

al número Dos criticó.

Dijo: está muy retorcido,

no está recto como yo.



Así, el menor de los enteros

concluyó ser el mejor.

Ignorando que cada símbolo,

representa un valor

VEN


Ven
Autor David Gómez Salas, el Jaguar

Ven mujercita linda a disfrutar
las caricias y el canto sublime del viento,
Ven a mi huerto  
y catapulta mi enamoramiento 

Ven negrita preciosa,
para que el aroma de las rosas,
se mezcle con tu fragancia
y surja el perfume de las diosas.

Disfrutaremos juntos el paisaje,
la alegría de los árboles ,
su pródigo y místico follaje,
sus vigorosos y esculturales tallos,
sus ramas y el vaivén de las hojas.
Resultado de la vida sin desmayos

Ven a festejar el éxito de las raíces,
a recibir la sonrisa de pinos y frutales
a convivir con las aves y mariposas
a observar colores excepcionales.

Ven a disfrutar los sabores
de ciruelos, duraznos, peras,
manzanos, chabacanos y membrillos.
Árboles frutales y forestales, te esperan.

Mi huerto es por si mismo muy hermoso
y mi corazón compartirlo, necesita.
Ven niña bonita, contigo será perfecto
y mi felicidad, sin duda,  será infinita.

Ven el mayor tiempo que puedas:
un día, una  hora, un minuto…
lo que sea. 

domingo, 28 de abril de 2013

TU ROSA





Regálame hoy una rosa
que me hable por las noches,
con su aroma me arrebate
y a mis fantasías te arroje.

Que me cuente de tu vida,
a la cual soy agriamente ajena.
De tus quimeras, tus letargos
tu pesar, tu alegría, tu espera.

De la ropa que te viste,
de la fragancia de tu abrigo.
Si es tan grande tu ansia de verme,
como mi necesidad de estar contigo.

Regálame hoy una rosa
para percudirla de tanto beso,
reemplazando tu linda boca,
la cual agiganta mi deseo.

Contarle que ya no soy yo,
pues me mudé a una nube gris,
 por si los vientos me llevan,
y me derramo como lluvia
sobre ti.

Que de a poco pierdo la conexión
con este mundo abigarrado,
que me obliga a ser silencio,
cuando me decidí a ser canto.

SARA A. PRADERA

EN MIS DEDOS





Aunque ya no estoy a tu lado,
 (soy una sombra que te escolta
silenciosa).
Puedo corresponder a tu lascivia
y entregarte mi humanidad, generosa.

Sabes que aprendimos juntos
los recónditos de Eros.
 permitiste mi expresión plena,
y a cambio me diste tu cuerpo.

Es fácil elevarte a mi calor,
como es fácil desarmar tu arrogancia.
En mis dedos eres mazacote
que moldeo con humedad de besos
y nostalgia.

Apenas puedes respirar, oprimido,
por mis audacias que te arrebatan.
se escuchan tus suspiros en la noche,
y mis ardores que te inflaman.

Solo encuentras la armonía necesaria
cuando se descarga tu volcán.
Ya no eres un hombre difícil, serio,
sino un niño que anhela mi paz.

SARA A. PRADERA

INFORTUNIO




Cristales que vuelan libres
para estrellarse a tus pies.
Pequeñas gotas de lloro
escarchadas en mi ayer.

Resulta que hoy eres santo,
tesorero de mi devoción.
Ayer te juzgué tan malvado
y hoy te facilito el corazón.

¡Qué extraño resulta todo
lo que acontece en mi vida!
Duele con furia el arrumaco
la angustia me causa risa.

Aunque amo la triste libertad
que tu indolencia me impone,
hiere tanto la soledad,
te soy desconocida y pobre.

SARA A. PRADERA




LAS LAGRIMAS NO TIENEN EDAD





El blando silencio nocturno
me permite reflexión.
Caen las hojas muriendo
en la calle y en tu corazón.
Lloras en la cama, asustado,
pides perdón por ello.
Pero las lágrimas son de todos:
tanto de mayores como de pequeños.
Gotas salobres que cargan
el dolor de nuestra esencia castigada,
sencillamente surgen, no avisan
permitiendo el alivio a nuestra alma.
Ellas no tienen edad.
Siempre estarán con nosotros.
Comienzan al momento de nacer
y al morir acariciarán nuestros ojos.

SARA A. PRADERA


LA ROCA




                                                              

Déjame aquí, no tengas  miedo,
abrazada a una  imperturbable roca.
Necesito escuchar su impuesta palabra,
que me enseñe como se vive sola.

Como soportar indiferente la erosión
de vientos voraces, crueles, ardientes .
De aguas escarchadas que pasan,
de la mano del hombre que hiere.

Que mi tímpano frágil se enamore
del susurro pétreo de su voz.
Extirpando de su áspero vientre,
el secreto para no sentir más amor.

Si me ayuda en esta batalla perdida,
si me lo cuenta sincera, amorosa,
¡Cuánto lealtad brotará de mi alma!
Remedo de piedra que por amor llora.

Entonces podré erguirme orgullosa.
Peñasco enhiesto que aguanta,       
la vergüenza de sufrir por pasión,
y la humillación de saberme engañada.

SARA A. PRADERA

jueves, 11 de abril de 2013

CÓMPLICE VULGAR


Tu sordera me deprime
me deja lejos de mí.
Eres testigo de su llanto 
pero te escondes, infeliz.

"Ese derecho lo tiene
por haberlo parido"
Es tu excusa preferida
ante el llanto del niño.

Para encubrir la tragedia
enciendes la vieja radio,
la música te invade,
ya no escuchas su quebranto.

Dormirás muy tranquilo
tu sueño de cómplice vulgar.
A la mañana siguiente
negarás todo y sonreirás
.

Sara A. Pradera© 227417

martes, 9 de abril de 2013

TRISTEZA AZUL



Azul el paisaje que ofrece tu sombra
como azul es tu palabra poblada de 
reprimendas.

Es que azul fue el pavor cuando huí
de esta suerte de momentos obligados
y solos.

Para entonces mi vida monocromática
exponía la verdad que callaron mis 
guardianes.

Desnuda mi piel azul dolorida
hablaba de la necesidad de estar
protegida.

Pero el destino marcó la ausencia
de cuidadores para mi existencia
fallida.

"La naturaleza es sabia" el decía,
y sus ojos azules llenos de rencor,
mataban.

Según sentenció entonces,
solo debía esperar que sabiamente
eliminara mi error .

Por tal motivo te siento azul, doloroso,
con tu palabra azul llena de ofensas.

Sara . Pradera©227417

NO SIENTO EL FRÍO



NO SIENTO EL FRÍO
Autor David Gómez Salas

Reaccionan mi corazón
y mi mente, con tus labios.

Infinita es la entalpia de tu boca.
Y tus besos,
gran calor de reacción,
en mi provocan.

MI PACIENCIA


Mía tantas décadas
mientras esperé el milagro.
En tanto mis ojos simples
coloreaban las sombras,
y en el pliegue de mi almohada
escondía las palabras grotescas.

A mi lado siempre, humilde.
Mientras imaginaba alimañas
transitando por mis piernas.
y las paredes de adobes
alimentaban mi hambre
de afecto materno.

A mi lado, constante y fiera,
salvaguardando mi mente
que volaba con las chispas
de los fuegos de invierno.
y apretada en su seno
me cuidaba del viento.

Tolerante, entera, fuerte
cuando mis piernas de papel
envolvían mis ansias de escapar,
y los canarios nocturnos
amilanaban mi sueño
agrio como su voz.  

Pero hoy que se marcha
siento que no la quiero 
y me duele la hosquedad 
que encarnada en mi alma.
me gritonea y deshonra.
pues la vida se me fue por ella.

Sara A. Pradera©227417

lunes, 8 de abril de 2013

A CIELO ABIERTO

Lo que en un tiempo fue
lujurioso hogar de palmeras
y acacias,
territorio propio de tremendos
seres,
ahora es un desierto bello donde
mi alma te quiere.

Si por mi corazón fuera
ya estaría a tu lado compartiendo
tus horas, tu espacio, tus latidos
y el sonido propio del amor sediento.
Pero la razón me dice que
no es tiempo.
El alma pide paciencia
entonces solo puedo escribirte:
contarte de mi anhelo y vehemencia.

Amor: por ti me convertiré en viento
tomaré tus añoradas manos
para elevarnos en celeste vuelo,
y recorreremos el valle apasionados.
Dejaré que tu sombra me transite
mimaran mis manos tu pelo.
Será testigo la geografía milenaria
de dos gigantes que se cortejan
a cielo abierto.

Si en ese momento me besara la muerte
enredados en el rito de amor rústico
feliz y agradecida permitiría
que la Parca me estampara en esos
guijarros.
Y que vientos, lluvias, movimientos repitan
con mi cuerpo de piedra, lo que Naturaleza
esculpió por millones de años en forma bella

Pasado el tiempo, cuando vengas al fin
saldré de mi estado inactivo
convertida en amante gozosa por tenerte
en mi valle.
En esta cita impostergable
seremos nuestros, no sentiremos vivos
mi aliento humedecerá tu cuerpo
nuestras pieles quedarán teñidas de colores
ocres, rojos, azules
pues al fin nos amaremos en Ischigualasto.

Sara A. Pradera©227417

Nota: Es inevitable ver una fotografía de Ischigualasto y no sentirse increiblemente inspirado.

Por muy lejos que te pienses


Por muy lejos que te pienses,
siempre estás en mi,  presente. 
Y el frío que a veces sientes,
mi corazón lo resiente.


Eres el rumbo de mis instintos,

origen de mis emociones,
universo de mis pensamientos
y conciencia de mis intenciones.


Por muy lejos que te pienses…

siempre estarás presente.

Autor David Gómez Salas

domingo, 7 de abril de 2013

El niño en la siesta


A orillas del río San Juan
una hormiga cuenta las piedras
que bañan las aguas heladas.

En la siesta un niño se baña.

Aunque siente la piel caliente
por este sol codicioso
que come arena y guijarros,
sigue en el ritual jaranero.

¿Quien le evita las cosquillas
del agua al chico pececito?
La hormiga lo mira asombrada:
¡en la siesta igual se baña!

No teme a la Vieja mala
que según abuela, se come
a los niños que se escapan
a hurtadillas de la cama.

Es feliz en su mundo de greda
aunque almorzó tan poco.
Jugando calma las tripas,
soñando se olvida de todo.

Y pensar que algún turista
invirtió ahorros de un año!
para gozar de agua, sol y arena...
y el niño juega sin sobresalto.

Mas allá de la mezquindad en su vida,
de su pobre estomago vacío,
de su remera rotaza y sucia
en la siesta es feliz el niño.

Sara A. Pradera©227417

LA CITA


Quiero una flor azul con hojas azules.
"Imposible" me dijeron.
Quiero descansar en la paz de tu frente
que me envuelva tu amor verdadero.

Imposible, se que es imposible.

Entonces mejor te quedas así.
relajado en tus silencios
me marcho hacia el jardín
y con paciencia te espero.

Allí donde las aves ignoran prisiones
y los ojos saltan de vivos,
las mujeres danzan contentas
y los hombres aman sin tino.

Donde los poetas son amados
con la riqueza de un alma plena.
Y las palabras penetran las pieles
de la gente que las acepta.

Allí donde boba deseo conocerte
y cada palabra de tu boca bella
sea la verdad absoluta,
para mi corazón adolescente.

Donde la frescura del cielo divino
inflama los pensamientos
y brotan las fuerzas con ganas
para ganar la carrera al viento.

Allí donde los sentimientos 
se expresan con tanto amor.
Los recuerdos te asaltan dichosos
tapizando tu mente y corazón.

Donde los pastos convidan
a un descanso penetrante,
el aire huele a manzanas
y tu sombra desea acompañarme.

Donde la soledad perece en compañía
de dos humanos que soñaron
que el perdón alcanzaría.

Entonces te dejo en secreto
relajado en tus silencios.
Me marcho hacia ese jardín
y enamorada te espero.

Sara A. Pradera ©227417

lunes, 1 de abril de 2013

PALABRAS


Cuando perecía
Dios le concedió
postreras palabras,
entonces preguntó:

"¿Por qué no quererla
como ella te amó?
¿En que cuchitril
dejaste su flor?
¿Como olvidaste
lo que te entregó
y bebiste las aguas
de otra pasión?
¿Por cuantas monedas
vendiste tu honor
manchando el lecho
que su mano tejió?
¿Por qué la olvidaste
si ella calmó
dolores de infante
con mucho tesón?
¿Por qué abandonarla
mendigando amor
si en sus ojos sólo
brillaba tu amor?
¿Por qué la mataste
apagando el calor
de su cuerpo fino
y su gran corazón?

¿Por qué no quererla
como ella te amó?"

Sara A. Padera