domingo, 28 de abril de 2013

INFORTUNIO




Cristales que vuelan libres
para estrellarse a tus pies.
Pequeñas gotas de lloro
escarchadas en mi ayer.

Resulta que hoy eres santo,
tesorero de mi devoción.
Ayer te juzgué tan malvado
y hoy te facilito el corazón.

¡Qué extraño resulta todo
lo que acontece en mi vida!
Duele con furia el arrumaco
la angustia me causa risa.

Aunque amo la triste libertad
que tu indolencia me impone,
hiere tanto la soledad,
te soy desconocida y pobre.

SARA A. PRADERA




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