martes, 19 de marzo de 2013

DESDE ENTONCES


Desde entonces…

El calor sublime de la verdad
escarcha su tibio suelo.
Espanta buitres porfiados
con la carne servida en sus sueños.

Desde entonces…

¡Devolvió tantas horas al sueño!
Trascendió el valor sobre la pena.
Arrancó su piel del colchón
y la soledad dejo se ser extrema.

Desde entonces…

Por las tardes la quietud le platica
de la vieja adolescente que se ufana
con pálido sonrojo de terciopelo
del balsámico afecto que la calma.

Sara A. Pradera

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